Siempre lees algo nuevo y no terminas de sorprenderte de las cosas que fomentan llegar a una situación como la que padecemos actualmente. Y no se trata de especulaciones, sino de estudios realizados con metodología científica e interpretados luego de manera racional. ¿Quiere decir eso que me los creo? No, pero suenan bien.
El caso es que la Universidad de Jersualem publicó un estudio que demostraba que la existencia de edificios de pisos, especialmente los más altos, disminuían las probabilidades de encuentro y relación social entre los vecinos, lo que redundaba de manera inevitable en una menor cohesión social y en una menor capacidad de unirse o coordinarse de cara a realizar acciones sociales o protestas.
Se llega así a la paradoja de que la aglomeración aísla, pues reduce los espacios de encuentro o interacción, fomentando los roces negativos y las desconfianzas más que al amistad y la cooperación.
El otro tipo de poblamiento que tiene efectos parecidos es de las casas aisladas, con un gran terreno. Cuanto mayor es el terreno de estos chalés, más difícil resulta que se encuentren los vecinos y establezcan lazos sociales, lo mismo que cuanto menores sean los servicios comunes compartidos, como piscinas, actos culturales, alumbrado, etc.
Esta es la razón, seguramente, de que en EEUU se fomente las viviendas unifamiliares, peor caso nunca con servicios comunes.
Por lo demás, es casi obvio: las pequeñas comunidades como pueblos y ciudades menores son los lugares donde l poder del Estado y del capital se ven más atenuados. No en vano, en los pueblos, ni el Estado es capaz de mantener un control absoluto.
¿Aprenderemos algo?

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