Controlar el territorio (estrategia)

Algunos autores afirman que el Imperio romano no cayó cuando los germanos saquearon Roma y asesinaron a Rómulo Augústulo, el último Emperador, sino mucho antes, cuando se decretó que cada ciudad debía amurallarse y defenderse por su cuenta, porque el Imperio no podía defender ya las fronteras. Es una postura lógica: cuando les dices a tus ciudadanos, o súbditos, que se preparen para defender sus casas, los ciudadanos no ven ya motivo para mantener la fidelidad a las instituciones superiores y se desata el “sálvese quien pueda”

Eso creo que es lo que está sucediendo ahora, en mayor o menor medida, en Ucrania.

El gobierno ucraniano no pude en modo alguno defender el territorio y cifra todas sus esperanzas en defender las grandes ciudades, mientras deja el resto del país en manos del enemigo, que avanza sólo limitado por su prudencia y la necesidad de mantener sus líneas de suministro.

Cuando te centras en las ciudades y abandonas el territorio, la caída es inevitable. Por mucho que estemos acostumbrados a pensar lo contrario, el activo de verdadero valor de un país es su territorio, no sus ciudades. La ciudades son consumidoras netas de recursos, mientras que el territorio es quien las alimenta. Nunca al revés.

Cuando se llega a la situación de defender las principales ciudades, cabe pensar que las fuerzas armadas no está defendiendo estas ciudades, sino que en realidad se refugian en ellas. Las tropas no defienden a los civiles: se unen a los civiles para recibir refuerzos y se escudan en ellos, dada su incapacidad para defender el territorio.

Es una constante que podemos observar en otras guerras: En la guerra civil española, cuando cayó el frente del Ebro, la República no intentó plantar una gran batalla en Barcelona, porque ya habían visto que, perdida Castilla, Madrid estaba condenado. Una vez roto el frente, la defensa de las ciudades es inútil.

Al final de la II Guerra Mundial, los alemanes no recluyeron sus tropas en las ciudades para defenderlas. De hecho, las utilizaron para lanzar una ofensiva en enero de 1945, la ofensiva de las Árdenas, aun conociendo su tremenda inferioridad. Porque sabían que defenderse en las ciudades era tanto como rendirse en diferido.

En la guerra de Vietnam, los vietnamitas no retrocedieron para defender sus ciudades: lucharon en cada selva, cada río y cada monte, porque conocían la importancia del territorio.

Si las fuerzas armadas de Ucrania se limitan a defender sus ciudades, están condenadas. Pero, como dije, quizás no están defendiendo las ciudades, sino refugiándose en ellas. Y en ese caso, lo mejor es que esto acabe cuanto antes, porque le destino está sellado y sólo se están perdiendo vidas inútilmente.

En estas circunstancias, enviarles armas no es precisamente un acto humanitario.

 

 

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Ucrania y el Panzer General. Una simulación

A riesgo de que se me diga que frivolizo, voy a compartir un pequeño análisis que hice con el tema de Ucrania en plan juegos de guerra, aquellos juegos de guerra que seguí en mi juventud, como el Risk, o mejor aún, el Panzer General.

A mi juicio, para ganar esta guerra se necesitan al menos tres meses, y conquistar toda la costa, o al menos los puertos más relevantes. Si yo fuera el general ruso al mando, potenciaría el frente sur, donde ya tengo Crimea, y dicen que tambien Melitopol, y me centraría en conquistar Mariupol, Jerson y Odesa.

Las ciudades que parecen importantes en teoría son Jarkov y Kiev, pero esas ciudades son la típica trampa que hay que evitar, como Bruselas o Amberes en el Panzer General. Que les den: echas a los ingleses y tomas París, y luego ya vas a por Bruselas, o a por Amberes.

Eso mismo pasa con Kiev y Jarkov. Si destinas tus recursos a ellas, te van a dar por el saco, porque podrán seguir metiendo armas y suministros por mar, que es el medio que mayor volumen de suministros permite. Por eso no me extraña haber leído hoy mismo que los rusos se centran en la conquista de Jerson, una de las mayores ciudades costeras.

Cuando los ucranianos hayan perdido su salida al mar, tendrán terribles dificultades para sostener su defensa, en tiempos de guerra, o su viabilidad como país, en tiempos de paz. El resto de suministros pueden seguir llegando por la frontera Oeste, pero tendrán que llegar en camiones o en trenes, que no es lo mismo que meterlos en un barco. Todo el tema de suministros va a ser un problema para las dos partes, pero el que peor lo tiene siempre es el que tiene que dar de comer a los civiles. Por eso, por ejemplo, a los USA les encantan las guerras: proque nunca han tenido una de verdad en su territorio.

La segunda parte de esta operación, visto el mapa, es atacar Kiev desde el Norte. Mientras Bielorrusia siga del lado ruso, la capital ucraniana es muy difícil de defender, sobre todo si, como preveo, en pocas semanas se van a encontrar con el problema de alimentar a su población.

Es cuestión de contar casillas: si algunas piezas artilleras rusas tienen un alcance de 30 kilómetros, y la frontera está a 75 Km, aplastar la ciudad con fuego lejano, sin siquiera dejarse ver, no es una tarea muy complicada, ni siquiera a nivel logístico.

¿Y qué haríamos si nos tocara jugarlo del lado de los defensores? Cada cual tendrá su doctrina, pero yo defendería antes los puertos que cualquier otra cosa. Y creo que no se está haciendo.

Mi previsión son cien días, conquistar el mar, y dejar que las grandes ciudades se rindan solas, por asedio.

Que sí,que mejor la paz y todo eso, pero no recuerdo que hubiese esa opción en el Panzer General, y cada cual aprendió donde aprendió.

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El carné de inmunizado. Una visión germánica del asunto vírico

Cada país, por su cultura, ve las cosas de una manera. De eso va en realidad la diversidad, un concepto que nos gusta mucho en teoría hasta que descubrimos que, en la práctica, significa que los demás no tienen los mismos valores que nosotros. Y entonces nos cabreamos. O se cabrean alguno.

Las explicaciones que se dan en cada país dependen también de varios factores: de los intereses del que las da, de la tolerancia del público ante las chorradas (hay países donde ahorcarían a  un político que no permitiese preguntas en una rueda de prensa) y del nivel que se presupone a la audiencia: Porque en todas partes hay gente que se entera de lo que le cuentan y gente que no se entera de nada, pero cada país tiene un nivel socialmente aceptado a al hora de hablar “para todos”. Si hablas por encima eres elitista, y si hablas por debajo, los tomas por gilipollas. Funciona así.

Al hilo de esto, os quería contar que hace un par de días me mandaron dos o tres audios que circulan ahora por las redes alemanas y que salieron de las radio bávara y de Berlín respectivamente. No sé si estoy de acuerdo o no, pero creo que es interesante compartir la idea.

Según parece, el objetivo de las cuarentenas y medidas de aislamiento, no es que la gente no coja la enfermedad, sino que la coja a un ritmo que pueda ser asumido por el sistema de salud. Es a lo que aquí venimos llamando “aplanar la curva”. Vale.

La cantidad de gente susceptible de contagiarse, depende dela población total, menos el número de los que ya se han inmunizado, pero mientras no tengamos una vacuna, los inmunizados serán simplemente los que ya pasaron la enfermedad.

Por tanto, mientras no salga la vacuna, y eso puede llevar año y pico, sólo ha dos opciones:

-Parar el país masivamente cada vez que surja un rebrote, y surgirán más, toda vez que se va a intentar reabrir una economía que a día de  hoy es necesariamente abierta.

-Crear una especie de carné de inmunizado, a base de hacer millones de análisis, de manera que quienes lo tengan puedan salir a la calle y hacer vida normal, mientras los demás deben permanecer confinados.

En el mundo germánico (Austria, Alemania, UK, Holanda, Suecia…) parecen decididos por la segunda opción. Que la gente que haya pasado la enfermedad, aunque sea muy leve y de manera asintomática, sirva de escudo para el resto y se ocupe de mantener en marcha los países. Y a su modo de ver, cuanto mayor sea ese grupo, sin que los sistemas sanitarios se colapsen, menor será el golpe, sanitario y económico, que reciban nuestras sociedades.

De eso va para ellos el desafío: de inmunizar a la mayor cantidad de población con el menor número de muertos, de modo que al llegar la segunda ola, que llegará, se pueda contar con varios millones de inmunizados con carné: gente a la que no afecten las restricciones.

Lo que yo me pregunto es que pasaría aquí si la gente pudiese saltarse todas las restricciones por el simple hecho de haber pasado ya la enfermedad. Y también, por el lado contrario, si tiene sentido mantener encerrada en casa a gente que ya no puede infectarse. ¿Por qué? ¿Por solidaridad? ¿Por jodernos todos juntos?

Por mucho que se globalice el mundo, las culturas siguen siendo diferentes. Sobre todo cuando no se trata de qué refresco azucarado preferimos, sino de cosas que realmente importan.

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Pedro Sánchez en el Paraíso de los estrategas

Se prepara una nueva entrega de los Juegos del Hambre…

El resultado electoral que acaba de cosechar Pedro Sánchez es el puñetero Paraíso de los estrategas. Si lo gestiona bien, puede permanecer cuatro años en la Moncloa sin mayores esfuerzos, cabreando a un número no desproporcionado de sus votantes. En eso consiste precisamente el Paraíso.

La investidura no tendrá ningún problema. Harán el paripé y callarán hasta que pasen las elecciones municipales y autonómicas, que son las que verdaderamente interesan a los Partidos, porque ahí es donde se reparten los servicios de limpieza, los contratos de los hospitales y los bares de las piscinas, pero pasado este trago, Sánchez tendrá que limitarse a elegir entre Podemos y Ciudadanos.

Lo normal es que se decante por Podemos y que le ofrezca la sangre de cien vírgenes a los separatistas. Da igual. Un referéndum, un relator o una parcela en la Tierra Media.

Con el ejecutivo en sus manos, y cuatro carguitos repartidos, le tocará gobernar, y aquí está la gracia: podrá gobernar cumpliendo justa y exactamente lo que le dé la puta gana de lo pactado con Podemos y los separatistas. De lo prometido, la mitad, y de esa mitad, a la práctica, lo justo. Y si chilláis muchos, ya me aprobará Ciudadanos los presupuestos y nombro un ministro naranja a media legislatura, para que aprendáis.

En todo momento va a disponer de dos opciones: la morada y la naranja. Y el que sep pase pidiendo, acaba en la calle.

Podemos se ha metido un batacazo considerable y necesita convencer a sus votantes de que va a poner en valor sus escaños. Ribera sabe que es su ocasión para liderar la derecha, tras el desastre del PP.

Un ejemplo: Subimos los impuestos un 10% a las rentas de más de 60.000 € dice Podemos, por ejemplo. El PSOE, que sabemos quién es, ofrece subirlos un 3% a las rentas de más de 80.000. O lo tomas, o me voy con Ribera. ¿Quieres aparecer tú como el adalid de la redistribución o que aparezcan lso naranjas como quienes consiguieron moderar la subida?

Y como eso, todo. Migajas para los nacionalistas, gestos para la galería, pero la monarquía no se debate, el referéndum no se concede, la reforma laboral del PP no se revierte. A Franco se le desentierra, a las feministas se las riega de millones para que sigan por ahí enseñando las tetas en señal de protesta, pero la cartera de los ricos ni tocarla.

Y si no os va bien, coalición encubierta con Ribera.

¿Alguien duda de que el poder financiero internacional ya está trabajando en este escenario? Y si algo va mal, la culpa es de esos rojos de mierda, como siempre. Les ha salido redondo.

 

 

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¿A quién le han aplicado el 155?

Hasta los ángeles se descojonan

Para teatro, la verdad, prefiero a Tirso de Molina y su don Gil de las calzas verdes. Los actores del drama que vivimos en España son muy malos, y el autor todavía peor, me parece, sin un diálogo que valga la pena. Se libra acaso la puesta en escena, aunque sea un poco de segunda categoría, con escenarios devaluados y enfoques surrealistas.

Porque la cosa va de eso. Puro teatro.

Rajoy aplica el artículo 155 de la Constitución. Vale.

Pero los Mossos siguen mirando para otro lado en los actos independentistas. Cuatro gatos mal contados cortan las carreteras y toman como rehenes a miles de ciudadanos en las estaciones de tren y las autopistas, mientras las fuerzas del orden y el ministro el Interior dicen que hay que evitar provocaciones y no hacen nada para restablecer la ley. Para no hacer nada y evitar provocaciones no hace falta Policía: bastaba una asociación de jubiladas del ganchillo supervisando la movilización.

Se aplica el artículo 155, sí, pero en las escuelas se sigue diciendo que la Policía y la Guardia Civil van allí a matar a las personas. Se organizan manifestaciones infantiles, y hasta con muñecos de juguete para adoctrinar a los niños, y al único inspector de educación que lo denuncia se le expedienta.

Se aplica el 155 y se permite que, con dinero público, TV3 siga emitiendo proclamas independentistas sin llegar a reconocer en ningún momento, ni siquiera con la boca pequeña, que acata la autoridad del Gobierno y considera fallida la proclamada independencia.

Se aplica el 155 y se sigue dejando en sus manos, en suma, las calles, la educación, la policía y los medios de comunicación.

Y en el fondo es normal porque, si se analiza con cuidado, es obvio que el artículo 155 no se lo han aplicado a ellos, sino a nosotros. No tienen intención de que cambie nada, pero han tirado de esa maniobra para que nos callemos, para que nos consideremos satisfechos y para que no incordiemos más con nuestras banderas españolas y nuestras exigencias de justicia.

El artículo 155 no es contra los sediciosos catalanes, sino contra el resto de los españoles.

Y no se podía esperar otra cosa de Rajoy, ese anarquista que se presenta a las elecciones para que no gobierne nadie ni exista autoridad alguna.

Ni Durruti esperó nunca llegar tan alto.

 

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El sueño de conquistar Egipto

conquistaEl reino de Jerusalén era, o así se consideraba, una potencia de primer orden en el tablero de Oriente Próximo. Continuó, mientras pudo, la política de alianzas con los emiratos musulmanes disidentes como Damasco y, cuando esto no era posible, se convirtió en promotor de proyectos fantásticos. Amalrico (1162-1174), rey de Jerusalén, intentó cinco veces la conquista de Egipto.

Para coronar su sueño, tejió un intrincado sistema de alianzas políticas que implicaron a las fuerzas militares del Oriente latino, a Occidente –convocando una nueva cruzada– y al Imperio Bizantino. Lo extraordinario no es tanto la grandiosidad de su idea –que retomó san Luis con ocasión de la VII cruzada, de 1248-50– como el hecho de que estuvo a punto de hacerla realidad, tanto que obligó a Egipto a pagarle tributos y su ejército puso sitio, con escaso éxito, a Alejandría (1167), El Cairo (1168) y Damieta (1169). Amalrico no era un insensato. Su proyecto no trataba tanto de la conquista de Egipto como de evitar la formación de un Imperio musulmán que comprendiese Siria y Egipto y en el que se empeñaron, primero, Nured- Din y luego Saladino (1174-1193).

Las campañas egipcias de Amalrico pusieron fin a una época. Tras ellas, los Estados francos cayeron en una progresiva debilidad político-militar. Por eso, tras su victoria en Hattin (4 de julio de 1187), a Saladino no le resultó muy difícil situarse a un paso del triunfo definitivo. La toma de Jerusalén por Saladino, el 2 de octubre de 1187, constituye uno de los momentos culminantes de la historia del Oriente latino. En poco tiempo, el reino de Jerusalén, el principado de Antioquía y el condado de Trípoli fueron casi borrados del mapa, pero lo sorprendente fue que, en el transcurso de pocos años, se inició un proceso de reconquista, aunque el nuevo reino de Jerusalén no alcanzaría las antiguas fronteras y tendría que contentarse con un territorio limitado entre Jaffa y Beirut, privado de la antigua capital –ocupada de nuevo sólo por breve tiempo (1229-1244) – y además sin un auténtico dominio del interior. Los otros dos principados padecieron un reajuste similar.

El Oriente latino se transformó en un mundo más complejo, que proyectó sus intereses hacia el reino armenio de Cilicia –llamado Pequeña Armenia– y hacia el rico reino de Chipre. Por una parte, las ayudas de Occidente, en forma de nuevas expediciones militares y, por otra, la renovada unidad de las fuerzas más emprendedoras del mundo oriental habían dado nuevo vigor a la iniciativa cruzada. Si la bizantina Chipre había sido una  conquista, esencialmente, del inglés Ricardo Corazón de León (1191) –que después de la Tercera Cruzada había considerado oportuno cederla a una familia del lugar, los Lusignan– en el caso del nuevo reino de Cilicia. Fue decisiva la decisión del soberano armenio León de reconocer la supremacía del emperador de Occidente (1198), para formar con los francos un frente común contra musulmanes y bizantinos.

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el 70% de los refugiados son varones adultos. ¿Dejan en la guerra a sus mujeres y niños?

refugiadosSegún datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, al menos un 70% de los refugiados que están llegando en el último año a Europa son varones adultos, lo que ha hecho preguntarse a muchos qué es lo que ocurre con sus mujeres e hijos.

La respuesta, según varias agencias de cooperantes, es simple: efectivamente, los dejan en los escenarios de la guerra, ya sea por el coste del viaje, que no es posible para todos los miembros de la familia, o ya sea por razones culturales, pues al considerarse a la mujer un ser de valor inferior no vale la pena el coste que supone traerla a Europa, o se considera indeseable que entre en contacto con las costumbres Occidentales.

Estas cifras explicarían el hecho, a primera vista llamativo, de que entre los ahogados  en las playas griegas haya tan pocas mujeres y tan pocas niñas. Hay que celebrar que se salven por supuesto, pero hay que estar también atentos a esos datos, que a menudo dicen más de lo que queremos escuchar:Casi nadie se toma la molestia de traerse a una niña desde Siria, incluidos algunos refugiados que se hicieron famosos por llevar un crío en brazos mientras sus hijas se quedaron en Siria, amenazadas por los rigores y el horror de la guerra.

No son refugiados. No nos conviene tener entre nosotros a gente con esa escala de valores. No quiero un vecino que ha dejado abandonados a su mujer y a sus hijos e medio de la guerra. No lo quiero a mi lado y no me fío de él.

La solución al problema, si la hay, no pasa en modo alguno por ocultar estos datos o eludir el debate. Tenemos lo que tenemos, y la realidad es  que se declaran refugiados unos hombres que dejan atrás, en la guerra, a sus mujeres.

No, amigos buenrollistas: eso nunca lo hicimos los europeos. No lo hicimos jamás

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El derecho a decidir… ¿El qué? Una trampa escondida

¿Qué coño es eso de los bytes?

Para semejante viaje…

De vez en cuando hay que regresar a los áridos días de la escuela en que estudiábamos gramática y nos peleábamos con aquello de los verbos transitivos e intransitivos. Nadie lo hubiese supuesto, pero resulta que aquellos temas se están convirtiendo en cuestión de actualidad y quizás fuese buena cosa echar mano a los apuntes o pedir prestado el libro de lengua a a un hijo o un sobrino. Y es que resulta que el verbo decidir es transitivo, o sea, que hay que decidir algo. Ese algo es el objeto o complemento directo, por cierto.

Cuando el líder de Podemos habla de que está a favor del derecho a decidir, viene a decir en el fondo que está a favor de celebrar el día de la Madre. La gran pregunta aquí es el objeto directo. ¿Derecho a decidir qué?

A continuación, si hacemos caso de sus reiteradas declaraciones, nos enteramos de que propone un proceso a la escocesa, en que ambas partes negocien los términos de un acuerdo y ese acuerdo se someta a votación. En principio parece muy bonito, ¿pero alguien podría concretar un poco? ¿Sobre qué términos se plantearía ese acuerdo? ¿Qué estaría dispuesta a ofrecer una u otra parte?

¿Se aclararía de algún modo la permanencia en el Euro o la Comunidad Europea? ¿Se pondrían de acuerdo en el reparto de la deuda pública o en el modo de pagar las pensiones a los que han estado cotizando? ¿Qué pasaría con la nacionalidad? ¿Cual sería el mínimo aceptable para dar por bueno el resultado? ¿la mitad más uno del censo? ¿Una mayoría cualificada? ¿ O la mayoría simple que en una comunidad de vecinos no basta ni para cambiar los buzones?

No seamos ilusos: si hasta las CUP han logrado el imposible metafísico de empatar exactamente en una votación interna en la que participan 3000 personas, ¿cómo demonios podemos pretender que se llegase a un acuerdo sobre semejante cantidad de temas enfrentados? El acuerdo que se debería decidir no llegaría nunca. No habría acuerdo de ningún tipo y al final estaríamos donde estamos: en que unos dicen que sí, por narices, y otros que no, por las mismas narices.

El derecho a decidir es una trampa. Una ilusión óptica. Un espejismo. Una chorrada.

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El problema hay que arreglarlo allí (esa tontería)

Presos palestinos

Cada vez que oigo que el problema de las migraciones masivas hay que resolverlo en los países de origen me echo la mano a la cabeza. Si no fuese porque se trata de una frase hueca, de un vulgar intento por poner la solución más lejos y evitar preguntas incómodas (como los que empezaban los cuentos diciendo que fue hace mucho tiempo y en un país lejano), pensaría que los que lo dicen lo hacen a mala fe.

Yo no sé si esta gente se da cuenta de lo que en realidad  propone…

¿Arreglar el problema allí? ¿Y eso qué significa? ¿Imponerles nuestras leyes? ¿Imponerles nuestras costumbres? ¿Cómo vamos a areglarlo, por ejemplo, sin una legislación que obligue a respetar a la mujer, que es el 51 % de la población, nada menos? ¿Cómo vamos a generar desarrollo en países con un difuso derecho  la propiedad?

¿Se dan cuenta de que lo planteado supone considerarlos menores de edad o algo similar? Vamos allí, revisamos sus leyes y su modo de vida y les decimos: esto es bueno, esto es malo, esto no se hace, nene, caca…

Cualquiera que fuese a otro país en esas condiciones sería tachado inmediatamente de colonialista o imperialista. ¿O es que se refieren a conceder pequeñas limosnas para construir una escuela o excavar un pozo? No lo creo…

Ahora que hemos visto lo que pasa cuando desaparecen sus dictadores, ¿pretendemos cambiar de un plumazo su sistema social, aunque sea tribal? ¿Pretendemos erradicar su corrupción si ni siquiera podemos hacerlo con la nuestra? ¿Somos tan soberbios que pretendemos arrogarnos el derecho a acabar con la soberanía de los demás y tutelarlos?

Yo ya no sé si es buenismo, estupidez o mala leche. No sé…

 

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El día de la úlcera

La cueva de Alí Babá...

Nada nos quitará el ardor

Me temo que demasiada gente ha puesto demasiadas esperanzas en las elecciones de este domingo.

Me temo que demasiada gente, de pronto, como becerros primaverales, han olvidado sus experiencias y han empezado a creer en promesas electorales, cantos de regeneración y otras milongas porteñas.

Lo que está claro, sin embargo, es que después de las elecciones hay medio año, con verano de por medio, para hacer el paripé, unas elecciones generales y luego nada menos que cuatro años sin más elecciones: cuatro años de puñetera, lisa y radiante impunidad para los políticos.

¿No habíais caído? Por eso ocultan como locos sus futuros pactos: porque en cuanto pasen las generales de Noviembre podrán hacer y deshacer a su antojo, sin miedo y sin vergüenza, sin elecciones que les interrumpan salvo alguna cosilla suelta, como las gallegas o las vascas.

Y entonces, tras las generales, cuando por fin puedan constituir los ayuntamientos y las Autonomías como les dé la gana, o reajustar las ficciones actuales con las correspondientes mociones de censura, entonces sí, entonces podrán ya contratar a quien les dé la puta gana para parques y jardines, podrán decidir quién arregla las aceras y quién se queda con el bar de las piscinas, que es lo que realmente le interesa a los militantes de base.

Ese será el día de la úlcera: cuando comprendamos que tienen cuatro años para multiplicar los cargos, cuatro años para demostrarnos que una coalición significa multiplicar las pagas y las sillas, en vez de repartirlas, cuatro años para que la niña de Mengano trabaje en la Diputación y el chaval de Zutano le quite la plaza al tuyo, gran idiota, que aún creías otra cosa.

No digas luego que no te avisaron…

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